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>> De delitos de odio por motivos de discriminación racial en Argentina

Es importante destacar que el racismo y la discriminación racial pueden manifestarse de diversas maneras y en diferentes grados en todo el mundo, incluido nuestro país Argentina, donde a pesar de la creencia popular de que “El racismo no existe” o que “es un problema menos grave que en otros países como Estados Unidos”, podemos encontrar una larga lista de antecedentes emblemáticos del racismo en Argentina. 

José Delfín Acosta Martinez

José Delfín era de Uruguay y luchaba por los derechos de las personas afrodescendientes. En 1996, fue detenido por la Policía Federal Argentina, después de ayudar a dos hermanos afrobrasileños en una discoteca en Buenos Aires. Tanto él como los chicos afrobrasileños fueron llevados a una comisaría y, poco después, José Delfín murió en el camino al hospital debido a graves heridas.

La justicia cerró el caso y aceptó la versión policial de que José estaba borracho y drogado, y que se había herido a sí mismo. Su familia siempre creyó que fue asesinado por la policía, pero no pudieron conseguir que la justicia lo reconociera. En 2002, llevaron el caso al Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

Finalmente en agosto de 2020, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, dictaminó que el Estado argentino era responsable internacionalmente del asesinato de José Delfín a manos de la policía.

Nota periodística de Página 12 del 8 de mayo de 1996

La Corte Interamericana examinó el contexto de racismo y discriminación, en el caso de la detención y muerte de José Acosta. El Estado argentino reconoció el racismo en el país y cómo afecta a comunidades afrodescendientes, incluso en la policía.

La Corte determinó que la detención y muerte de José fueron ilegales, arbitrarias y discriminatorias y que el Estado argentino es responsable. También ordenó que las fuerzas de seguridad reciban capacitación sobre la discriminación basada en raza, color de piel, nacionalidad u origen étnico, así como el uso de perfiles raciales en detenciones.

Esta sentencia histórica, 24 años después de la muerte de José Delfín, es un avance en la lucha contra el racismo y por la justicia. Es un paso para reparar a una comunidad que ha sido históricamente negada e invisibilizada.

Podés leer un breve resumen del caso aquí.

Marcelina Meneses y Joshua Torres

Marcelina Meneses fue una mujer boliviana, quien el 10 de enero de 2001 murió junto a su bebé de 10 meses, debido a un ataque racista y xenófobo. Ella viajaba en tren con su hijo y sin querer, rozó a otro pasajero que la insultó y agredió. Otras personas se unieron a la agresión y finalmente, madre e hijo fueron arrojades del tren y encontrades sin vida al lado de las vías. 

Marcelina tenía 30 años, otro hijo de 3 años y trabajaba en un supermercado. Su esposo, Froilán Torres, buscó testigos para reclamar justicia, pero el crimen sigue sin resolverse.

En su memoria, el 10 de enero se celebra el Día de las Mujeres Migrantes en Buenos Aires, para concienciar sobre las violencias y la vulneración de derechos que enfrentan las mujeres migrantes.

Podés leer un breve resumen del caso aquí 

Imagen de Marcelina y Joshua

Fernando Báez Sosa

Imagen tomada de la web de mujeresxmujeres.org.ar

El 18 de enero de 2020, un joven llamado Fernando, de 18 años, fue golpeado e insultado con comentarios racistas por un grupo de 8 chicos que jugaban al rugby, afuera de una discoteca en Villa Gesell, Buenos Aires. Fernando Báez Sosa no era blanco y fue atacado debido a su color de piel. 

Este incidente fue ampliamente cubierto en los medios y generó un importante debate sobre el racismo en la sociedad argentina.

En enero de 2023, tres años después del asesinato, comenzó el juicio contra los agresores. Cinco de ellos fueron condenados a cadena perpetua y los otros tres recibieron condenas de quince años por ser cómplices del delito. Aunque el juicio no incluyó una pena adicional por odio racial, la sociedad argentina reconoció el caso de Fernando como un crimen de odio racial.

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Lucas González

El 17 de noviembre de 2021, Lucas y tres amigos salieron de su práctica de fútbol en Barracas, Ciudad de Buenos Aires. Después de comprar jugo en una tienda, subieron a su automóvil para regresar a casa. En el camino, un vehículo sin identificación con tres agentes de policía vestidos de civil los persiguió, lo que los asustó y motivó a intentar escapar. Los policías comenzaron a disparar y mataron a Lucas, quien tenía 17 años.

Inicialmente, los medios reprodujeron la versión policial de que eran delincuentes armados. Sin embargo, el club de fútbol donde entrenaban desmintió esto. La realidad es que los jóvenes fueron perseguidos por los agentes de policía debido a estereotipos raciales, ya que eran jóvenes racializados y de un barrio popular.

En julio de 2023, un tribunal emitió la primera sentencia en Argentina con el agravante de odio racial, confirmando que el odio racial fue la razón principal del ataque policial en un caso de violencia institucional. 

Esta decisión destacó el problema del racismo en las fuerzas de seguridad y el perfilamiento racial, a menudo reforzado por los medios de comunicación, consiguiendo que los policías fueran condenados a cadena perpetua en un fallo histórico. 

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